COLECCIÓN DE POSTALES (4) MI PEQUEÑO MUNDO

Me detuve jadeante tras el tallo de una hermosa margarita y pude burlar al enorme escarabajo que, con su brillante armadura y sus rotundas pinzas, me perseguía desde hacía un buen rato. En eso estaba cuando, de pronto, entre el tupido césped, vi aparecer unos enormes pelos erizados y puntiagudos. Me escondí lo mejor que pude y guardé silencio. Tenia que estar atento pues aquella enorme oruga sería capaz de devorarme. Pensé esquivarla y subirme sobre ella pero pronto deseché aquella idea al darme cuenta de que aquellos gigantescos pelos podían acabar
en un momento con mi ya frágil existencia. Muy despacio y sin hacer ruido
comencé a trepar por un tallo hasta meterme entre los pétalos y descansar
un rato en aquel observatorio improvisado, mecido por la suave brisa.
!!qué vistas tan magníficas!!, pensé. Desde aquí puedo ver toda la inmensidad
del jardín. Y alli comenzó un espectáculo digno de reyes. En una flor cercana,
una abeja golosa libaba con su trompa el polen y llenaba sus patas con aquella sustancia pegajosa. De pronto sentí un viento huracanado que casi me lanza
al vacío. Delante de mí, una preciosa mariposa de aterciopeladas alas rojas, naranjas, negras y blancas, despegaba el vuelo en busca de nuevas flores en las que tomar su alimento. Oí un fuerte zumbido y un reflejo azul verdoso que provenía de una estilizada libélula, me obligó a cerrar los ojos. La corriente provocada
por el rápido aleteo, me hizo trastabillar y caí fuera de mi escondite.
Mientras caía, pensé que me iba a romper todos los huesos cuando sentí en mi espalda que una suave y mullida red amortiguaba mi caída. Noté como me quedaba pegado en aquel pringue y tuve que hacer un gran esfuerzo para salir de aquella telaraña. Afortunadamente, ya estaba cerca del suelo y pude saltar sin lastimarme justo a tiempo de alejarme de las fauces de aquella araña que ya se relamía de gusto ante su frugal almuerzo que iba a ser yo. Corrí y corrí entre las altas hierbas, esquivando mil peligros en forma de antenas, enormes ojos, tenazas y patas de afiladas sierras. De repente oí un fuerte clik y vi como una especie de puerta giratoria se abría y cerraba ante mi. Salté y finalmente pude salir de mi cámara fotográfica para volver al mundo real fuera del teleobjetivo. Volví a poner el ojo en el visor y me juré a mi mismo que jamás volvería a desear meterme en el corazón de mi cámara para formar parte de tan maravilloso espectáculo.
 









































Texto: José Manuel Trullén.

Comentarios

  1. Extraordinarias, cómo siempre

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  2. Bonito texto y hermosas fotos. Gran trabajo.

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  3. Menuda aventura, por dios! Enhorabuena!!

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  4. Extraordinario texto y espectaculares fotografías...enhorabuena.👏👏

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  5. Bonito reportaje, repleto de buenas fotos de una bonita primavera. Enhorabuena

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  6. Espectacular trabajo me a encantado

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  7. Que trabajo tan bonito espectacular

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  8. Hermoso texto acompaña a tan maravillosas fotos!. Felicitaciones

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  9. Preciosas fotos amigo!!!!!!!👌👌👌👌

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  10. Fabulosas como siempre y el texto tambien.alfonsorios.

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  11. Que buen escrito acompañado de unas preciosas y delicadas fotos. Que maravilla es el mundo! Que animalicos más bellos... Gracias por descubrirnoslos. Ana Tabbu

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