Un paseo por el Cañón Rojo "El viejo oeste turolense"
Impresionantes paredes van jalonando el camino con rojos y oscuros verdes de arcillas y de tomillos. Entre romeros se pierde el olor más dulce y fino, de acantilados agrestes y de senderos torcidos. Cañón que excita la mente, irregular, quebradizo, poderoso, omnipotente, cercano como un amigo. Siente el calor insolente. Siente el invierno y el frío. Disfrútalo pero siente con el corazón henchido. Trasládate hasta el oeste. Busca el bisonte y el indio, la canoa en la corriente del embravecido río. Busca el caballo imponente, escucha ya sus relinchos y galopa siempre al frente sobre el desierto maldito. Águilas vuelan potentes para volver a sus nidos, con piruetas sorprendentes entre picachos y riscos. Cañón rojo turolense, barranco seco y baldío juega con mi alma y mi mente a la sombra de tus pinos. Texto: José Manuel Trullén