SANATORIO ANTITUBERCULOSO DE AGRAMONTE (1)

 La noche comenzaba a extender su tupido manto negro cuando él llegó. Al fondo, de cuando en cuando,
un relámpago iluminaba la silueta del viejo sanatorio dándole un aspecto tétrico.
Subió las escaleras y franqueó la puerta que acompañó su entrada con un gemido lastimero de sus viejas
y oxidadas bisagras. Cogido de la baranda, comenzó a subir las escaleras. Aún no había llegado al primerdescansillo cuandó escuchó a sus espaldas una especie de jadeo. Sintió un escalofrío y como se le erizabael vello. Giró sobre si mismo e intentó atrapar una imagen o un sonido con el haz de luz de su linterna.Nada. La estancia que hacía de recepción estaba vacía. Buscó en los rincones, en las jambas de las puertas,en el techo. Nada. continó ascendiendo hasta el primer piso, deteniéndose en cada peldaño
y observando con inquietud todo lo que le rodeaba. Avanzó por el pasillo jalonado de puertas
de las antiguas habitaciones. De pronto, nuevamente el jadeo que provenía esta vez del fondo del pasillo. Avanzó hasta allí deteniéndose en cada puerta para ver el interior de los destartalados cuartuchos
llenos de suciedad y de restos de camas y cristales rotos de las ventanas.
El jadeo era cada vez más audible y cercano. Se detuvo. Analizó su situación.
¿qué le había llevado hasta allí? ¿merecía la pena seguir avanzando? la respuesta fue rotunda.
Si. Se había armado de valor para intentar descubrir el origen de aquellos jadeos y no iba
a abandonar ahora. Sus vecinos los habían oído y habían salido huyendo despavoridos pero él
no iba a salir de allí sin descubrir aquel misterio. Mosen Vicente era hombre de fuertes convicciones,
además, Dios estaba con él. Con los dientes apretados y una firme determinación siguió avanzando
pasillo adelante hasta alcanzar la puerta de la última habitación. Tomó la manilla y la empujó
con una mezcla de miedo y rabia. El jadeo era ahora cercano y se fue acelerando hasta convertirse
en una respiración atropellada. Allí estaba, cubierto hasta el cuello por unas amarillentas sábanas
y dejando a la vista un cráneo con algunos cabellos que caían lacios sobre la almohada.
Las cuencas de los ojos vacías y la boca abierta tratando de engullir el aire medicinal del Moncayo.
Mosen Vicente se quedó petrificado ante aquel espectro que seguía jadeando haciendo silbar
el aire al atravesar sus huesos. Atenazado por el miedo, se colocó la estola alrededor del cuello
y sacó de los bolsillos de su gabán los santos óleos y un pequeño crucifijo que colocó sobre
el pecho del esqueleto y comenzó el ritual de la extremaunción.
Terminó ungiendo con una cruz la calavera y con unos latines concluyó el rito.
En aquel momento, un relámpago iluminó la estancia y el viejo cura pudo ver la cama vacía
y percibió la paz y el silencio de la noche en la dehesa Moncaína.

Relato: José Manuel Trullén

































 

Comentarios

  1. Me encanta el lugar . He estado dos veces sacando fotacas pero si uno es sentsible, lo puede pasar mal por notar las presencias y como te tocan... No sé si me atrevo a una tercera vez... Aunque como soy masoca seguro que voy ..jeje. Ana Tabbu

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  2. Me gusta lo he visto en sicofonia no tengo miedo pero si respeto

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  3. Pues yo solo creo lo que veo,y todo está dentro de cada una de nuestras inescrutables y maravillosas mentes.La mía lo que ve, son unas fotos que me encantan.Felicidades!!!!!! Por cierto el sitio aunque lo he oído mil veces no he tenido el placer de visitarlo.A esperar.........

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  4. Felicidades por las fotos y por el texto. Magnífico

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  5. Un trabajo increíble. Enhorabuena maestro 👏👏👏

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  6. Hermoso e inquietante recorrido fotográfico. Un placer disfrutar de tu talento.

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  7. Muy buen texto, te introduce en agramonte y sus presencias. Enhorabuena

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  8. Ahí estuve a los 16 años para curarme de una pleuresia, me da mucha pena ver el edificio en este estado ruinoso cuando bien se podia haber construido un hotel rural, pues es un lugar maravilloso en pleno Moncayo. El relato está muy bien, recuerda un poco a los de Bécquer.

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  9. El texto de José Manuel muy bueno y las fotos espectaculares. No sé si me atrevería a pasar una noche ahí...La edición maravillosa. Enhorabuena!!!

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  10. Un texto profundo, hace que lo sientas como si estuvieras allí.
    La fotografía contribuye.
    Gran trabajo.

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