Un paseo por el Cañón Rojo "El viejo oeste turolense"

Impresionantes paredes
van jalonando el camino
con rojos y oscuros verdes
de arcillas y de tomillos.
Entre romeros se pierde
el olor más dulce y fino,
de acantilados agrestes
y de senderos torcidos.
Cañón que excita la mente,
irregular, quebradizo,
poderoso, omnipotente,
cercano como un amigo.
Siente el calor insolente.
Siente el invierno y el frío.
Disfrútalo pero siente
con el corazón henchido.
Trasládate hasta el oeste.
Busca el bisonte y el indio,
la canoa en la corriente
del embravecido río.
Busca el caballo imponente,
escucha ya sus relinchos
y galopa siempre al frente
sobre el desierto maldito.
Águilas vuelan potentes
para volver a sus nidos,
con piruetas sorprendentes
entre picachos y riscos.
Cañón rojo turolense,
barranco seco y baldío
juega con mi alma y mi mente
a la sombra de tus pinos.

Texto: José Manuel Trullén

















































 

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