"EXCURSIÓN POR ANZANIGO Y SUS ALREDEDORES" (ENTREGA 1)
Tras el largo y crudo invierno, resurge la primavera y aunque sigue haciendo frío por toda la Galliguera y van crecidos los ríos por las lluvias y neveras, ya surgen en los abrigos los nuevos brotes y yemas. Los hielos aún no se han ido. Aún queda una larga espera de continuar ateridos junto a la estufa de leña, alimentando el crujido de los troncos y maderas que escapan al infinito por hermosas chamineras. Mientras tanto en los caminos, en los prados y veredas, densas gotas de rocío van empapando la tierra para que surjan con brío arbustos, flores y yerbas verdes, rojos y amarillos, en yermos y en sementeras. A los lados del camino, aferrados a las piedras, suaves musgos han tejido bellas alfombras rastreras, cubriendo con manto fino la rigidez y dureza de los angulosos filos, para no herir nuestras huellas. Un apeadero antiguo con las estancias desiertas aguarda medio dormido el trajín de gente inquieta recorriendo los pasillos, abriendo y cerrando puertas, al escuchar el silbido de