CRISTALES DE FRÍO Y DE HIELO
Frío que penetra hasta el tuétano del hueso. Frío que sabe vaciar los caminos. Frío que se esconde tras el desnudo hielo. Frío que nos hace sentir que estamos vivos, porque de éste frío no nace el deseo. Porque de éste frío surgen los hechizos que engañan la vista, blanquean los dedos, remueven las almas y en su desatino, enturbian la mente con pálidos velos que avivan visiones y anulan sentidos. Diamantes de frío. De frío y de hielo. Eternas escarchas de inciertos destinos. Pequeños cristales caídos del cielo que cubren los campos de un blanco mezquino. Sobre flores rojas pegadas al suelo, deslizan sus manos y su aliento fino y apagan sus llamas y extinguen su fuego y dejan su impronta de nuevo vecino que, calladamente y en triunfal paseo, a todo somete bajo su dominio. Texto: José Manuel Trullén