LA ALAMEDA DEL RÍO

Simetricos y ordenados,
dos a dos o al tresbolillo,
con gusto y tan bien plantados,
tan orgullosos y altivos.
Verde en la copa que anuncia
azul de un cielo infinito,
como sombrero que cubre
el gris de troncos erguidos.
Verde alfombra que se extiende
por la alameda del río,
dando paz a quien la mira,
embriagando los sentidos.
Verde en la hierba mojada
en las mañanas de estío
cuando los tallos se perlan
con las gotas de rocío.
Hoy es verde luminoso,
mañana será amarillo,
cuando los rayos del sol
le iluminen con su brillo.
Y etéreos y voladores
algodonosos, furtivos,
dientes de león airosos,
vuelan, vuelan divertidos.
Aquí saltan y se posan,
como en la pista de un circo,
con increíbles piruetas,
de suave algodón tejido.
Sobre el verde tallo emerge
el amargón amarillo
que orgulloso permanece
observando el praderío.
Y así el verde de la hierba
entre amapolas y lirios,
nos regala primaveras
en la alameda del río.

Texto: José Manuel Trullén