"CalleOjeando por ALMAZÁN"

Vieja tierra de frontera,
de guerreros y de espadas,
de castillos y alcazabas,
de estandartes y banderas.
Bueyes que doblan la frente,
al peso del tosco yugo
y que abren como un verdugo,
éstas tierras inclementes.
Aguas plateadas del Duero,
en su transcurrir te bañan
y su rumor acompañas,
entre tomillo y romero.
Iglesia de San Miguel,
de San Pedro y San Vicente,
ermitas y palacetes,
convento de la Merced.
Antigua puerta de herreros,
donde ardían viejas fraguas,
rudos hombres martillaban,
incandescentes aceros.
Allí forjaban espadas
con que defender al pueblo
y arados para labriegos
que tu dominio ensanchaban.
Plaza Mayor de la villa,
tan imponente y ufana,
donde el sol de la mañana,
refleja tus maravillas.
Plaza de Santa María,
cerrada por un postigo,
para que sólo el amigo,
disfrute tu lozanía.
Torre erguida del reloj,
abierta de par en par,
invitas a visitar
y a disfrutar tu frescor.
Podría escribir mil versos
y mil veces erraría
pues no hay palabra precisa
que pondere tus aciertos.
Bella tierra de Almazán,
donde Soria se hace grande
y sus dominios expande,
hacia el más bello lugar.
Hoy sigues sabiendo a sopas,
a torreznos, trucha y yemas,
a deliciosas paciencias
y a vino servido en copa.
Sigue mirando al futuro,
desde la historia callada,
defendiendo tus murallas,
con amor y con orgullo.

Texto: José Manuel Trullén